
Lo siento si sois del tipo de gente que he nombrado ahí arriba. No me río de vosotros, ni mucho menos. Pero espero que con lo que voy a deci... escribir ahora entendáis el por qué de mi actitud.
La felicidad se encuentra en cada uno de los momentos que no dais la mínima importancia de vuestra vida. Suena muy típico, ¿verdad? Pero verei... leereis.
El dinero sí da la felicidad, ¡para que mentir! Siempre y cuando no te marchite y te endurezca el corazón. Con un poco de dinero puedes estudiar en el extranjero, el sueño de muchas personas, por ejemplo.
¿La familia y los amigos? Todos necesitamos una mano que nos levante del suelo cuando tropezamos y que de una patada a la piedra para que no vuelva a ocurrir. Siempre y cuando tú también chutes las piedras de los demás, claro está.
El amor... Las mariposas en el estómago... Sinceramente yo no soy creyente del amor, ni medias naranjas, ni pollas. Pienso que son simples hormonas que sirven para que la gente se reproduzca y la raza humana no se extinga. Pero para los creyentes, deseo de todo corazón que todos y cada uno de vosotros encontréis a vuestra media naranja a la que llamar princesa, bollito, gordi o peluchín.
Pero todo lo anterior no es imprescindible. La felicidad está en el chocolate caliente que te tomas en invierno, cuando estás helado o helada de frío. En que tu grupo favorito suene en la radio. La felicidad está en que te sonrían por la calle. En encontrarte un euro en el suelo. En la sensación de ducharte con agua caliente cuando has tenido un día duro. ¡En comerte un donuts de chocolate sin importarte las calorías. La felicidad está en vivir.
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